Escritos

Resumen para presentación de proyecto:

El pasaje de Proserpina
Videoinstalación (2015)

La instalación propone un espacio que apunta a experimentar un pasaje, entendido como viaje y transmutación. Proserpina, deidad romana de la vida, muerte y resurrección, pasa seis meses en el inframundo donde fue raptada y seis meses junto a su madre, trayendo la primavera como ciclo de la vida.
El espacio evocará, a través de proyecciones audiovisuales en simultáneo, imágenes vinculadas a elementos de la naturaleza, concretamente fuego y agua, como elementos en equilibrio a partir de su opuesto complementario. El fuego como símbolo de destrucción y muerte y el agua como origen de la vida y conexión con lo viviente. Anclado a un paisaje litoraleño, rioplatense el agua será de los ríos y la sudestada. También se verán torrentes sanguíneos como sutiles ríos de energía, un tejido de correspondencias entremezclado en un destino común a los animales, plantas, hombre y el mundo invisible. Todo está vinculado. En este proceso de transmutación, guiado por las proyecciones, la noche parecerá día y el día noche.
La instalación será en un ambiente cerrado, donde el cuerpo del espectador quedará implicado en las proyecciones. Una puerta de entrada y otra de salida, como inicio y fin de este viaje.
El pasaje busca un acto de intensidad, un espacio entre, un viaje, un estado de conciencia de la impermanencia de las cosas que deben experimentar el nacimiento y la muerte a modo de ciclos, la fluidez de un mundo en el que no hay nada delimitado estrictamente, en el que los propios seres al perder sus fronteras, cambian en un guiñar de ojos, sin objeción, de forma, de aspecto de dimensión, de reino. Un continuum (David Le Bretón, Antropología cósmica).

Filiaciones e inscripciones
El Pasaje de Proserpina es una videoinstalación en una sala de tamaño mediano donde se proyecta el mismo audiovisual en las cuatro paredes ocupando la totalidad de las mismas. El sonido sale a través de cuatro dispositivos, uno en cada pared lo que apunta a generar una experiencia inmersiva.
El audiovisual tiene como eje la idea de una transformación interior simbolizada por el fuego, agua y ciertos animales. Esta búsqueda introspectiva a través del lenguaje del video arte y la sensación de inmersión a través del uso de un espacio totalmente proyectado fue abordado por varios artistas.
Se pueden establecer filiaciones con Helio Oiticica, Bill Viola y culturas ancestrales de sudamérica y ciertas inscripciones como el caso de Ar detroy, Charly Nijensohn, Mariano LLinás y parte de la muestra de Bill Viola en Argentina en el Parque de la Memoria en 2013.



Escritos sobreReflejo del yaguareté. Animales de poder”, “El vuelo del cóndor. Animales de poder” y “Cambio de piel. Animales de poder”.
Serie “Transmutaciones” (2013)

Estas son algunas palabras que sobrevienen al observar las imágenes a la vez que muchas son el punto de partida para generarlas: transmutación – cambio de piel – silencio – equilibrio – sentido – dolor – crisis – aprendizaje – humanidad – cálido – poder – viaje – camino – tránsito – trance.
Las imágenes proponen un pasaje/trance y los animales –simbólicamente– ayudan al viaje hacia el paisaje interior. Los paisajes son entendidos como espacio de resguardo del dolor y como entorno natural que posibilita la transformación. Los animales que aparecen son típicamente americanos, el cóndor y el jaguar son, desde los pueblos ancestrales, símbolos de poder y de transmutación como el ciclo de la vida, de la vida hacia la muerte para volver a nacer.
Estos pasajes implican un acto de intensidad, un espacio entre, un viaje hacia el crecimiento. Estado de conciencia de la impermanencia de las cosas que deben experimentar el nacimiento y la muerte a modo de ciclos.
Los pasajes pueden verse en el primer jaguar, desvaneciéndose, para pasar a un estado desconocido; en el reflejo imperceptible del otro jaguar en el río; en la circularidad del movimiento del cóndor; en los tonos intensos que vibran permaneciendo como pares de opuestos en tensión, que no se anulan; en la noche que luminosa puede ser día; en el río que fluye. Estos elementos buscan lo complementario de la dualidad, como elementos en equilibrio, buscan su reverso. Como Proserpina, en la mitología romana (de la diosa griega Perséfone), reina del Inframundo, es una deidad de la vida, muerte y resurrección, ligada a la primavera como ciclo de la vida. Conciliación de opuestos, inconciliables en el pensamiento, desde la tierra hacia arriba y al revés.
Sobre el tema de lo vital y la fuerza de la naturaleza como un continuum fue de inspiración el siguiente texto, “Un cuerpo que no deja de renacer: preñado de una vida que habrá de nacer o de una vida que habrá de perderse, para volver a renacer. […]
Un tejido de correspondencias entremezclado en un destino común a los animales, plantas, hombre y el mundo invisible. Todo está vinculado. Comunidad de todo lo viviente. […]
Se subordinan componentes animales, vegetales, minerales, climáticos o humanos a sutiles ríos de energía, a casualidades singulares en las que parecerían no poder intervenir ni el azar ni la indiferencia. […]
La fluidez de un mundo en el que no hay nada delimitado estrictamente, en el que los propios seres al perder sus fronteras, cambian en un guiñar de ojos, sin objeción, de forma, de aspecto de dimensión, de reino. Un continuum.”
(David Le Bretón, Antropología cósmica.)
Lo fluido se busca desde el movimiento circular, el uso de la línea orgánica, lo que aparece y desaparece, como el jaguar, el reflejo. La línea es un elemento preponderante en las imágenes, casi no hay planos plenos. La línea como pensamiento es retomada de Luis Felipe Noé en su libro Noescritos, sobre eso que se llama arte, quien dice:
“…la eficacia de un dibujo está determinada por el pulso, es la respiración […] en un dibujo hay un concepto, pero lo importante es que este emane del propio discurso de la línea. O sea, lo que no describe. Lo que se presenta, no lo que se representa. […] Habría que empezar por la línea y no por la representación, ese es mi concepto.”
Y sigue, “Dibujar: un pensamiento lineal: una línea lleva a otra línea; un silogismo gráfico. Así como cada uno conoce lo que piensa en la medida en que lo está pensando, uno sabe lo que dibuja en la medida que lo está dibujando. No antes, ni aun cuando crea lo contrario. Dibujar es desenrollar una madeja tirando de un hijo, o sea, de una línea.”
La línea como río, elemento que fluye, es también parte de una búsqueda previa autorreferencial en relación a mi propia historia y mis orígenes. El río de la Plata fue siempre un paisaje cercano, uniendo Buenos Aires a Formosa –ciudad natal de mi abuela materna– a través del Paraná, como cordón umbilical, pasaje de la historia, de mi bisabuela, mi abuela y mi madre como fuerza y devenir de lo femenino.
El río como paisaje y protagonista en trabajos anteriores, aparece en ellas como líneas, de manera más secundaria pero finalmente presente, persiste como elemento vivo y transformador. En cuanto a esto, me resultó muy inspirador el proyecto de Paraná Ra’anga que reúne impresiones de un grupo multidisciplinario de los ríos de la Plata, Paraná y Paraguay desde Buenos Aires hasta Asunción. Y particularmente fue de inspiración la mirada de Mariano Llinás, en su proyecto fílmico Un experimento con el río, donde dice, “A esa monotonía extrema se unía la exasperante lentitud del barco, que hacía que el propio movi¬miento fuese imperceptible. La insistencia en el experimento se pareció a un acto de fe: el río era invaria¬ble mañana tras mañana, idéntico a sí mismo, y ofrecía con el correr de los días una eterna repetición de la misma fotografía: un cuadro partido en tres: arriba una franja de azul impoluto, al medio una segunda franja verde, abajo una franja final de agua, opaca y parduzca. Eso a lo largo de leguas y leguas, a lo largo de horas y horas.”
Esa mirada aguda sobre lo imperceptible, la intensidad del movimiento sutil pero en movimiento, el acto de fe sobre la eterna repetición a lo largo de leguas y horas, es una de las búsquedas en la producción de las imágenes, como un modo de contemplación de un paisaje interior.


 

Pensamientos sobre lo producido (2012)

Escribí: trance – cambio – cambiar la piel – mutar – silencio – quieto – armonía – equilibrio – sentido – locura – urbe – desconfianza – quebrado – infelicidad – vidas feas, malas o tristes – daño – dolor – trauma – crisis – se aprende – compasión – humanidad – cálido – tocar – mamífero – amor – poder – viaje – camino – tránsito – trance.
–¿A dónde vamos a parar?, pregunté.
–A ningún lado, son ciclos, dijo mi amiga Ana.
Pensar en el cuerpo, instintos, volver… con la frente marchita.
Primitivo.
Proponer un pasaje/trance, los animales ayudan al viaje hacia el paisaje interior.
Resguardos del dolor son los paisajes.
Propuestas a cambiar.
Ser como un niño, la inocencia.
Habitar la ciudad de otra manera, perderlo todo.
Acoplarse a la naturaleza, acá.. el río, la llanura. Amenazan los mosquitos y otros bichos, la lluvia, la crecida. La persona es parte, no individuo.
La naturaleza tapando todo, se ven por detrás mensajes o partes de lo construido por el hombre.
Espero ser más animal a veces.
¿Fagocitación, catástrofes? …transformación.
La naturaleza se podría comer lo cotidiano o qué otra cosa hay que comer? A pesar de todo la ciudad me gusta aunque no da para más ¿Qué es lo feliz en la ciudad? Mi casa-taller, el barrio, mi trabajo, el cine, el baile, el teatro, las opciones?, el cambio, la arquitectura, las actividades, mi familia, mis amigos.
Me gusta Hundertwasser y La princesa Mononoke.
La naturaleza es armonía, pero también amenaza.
Desequilibrio. Equilibrio – desequilibrio: conocimiento-acción en tiempos de incertidumbre


 

Fragmento de “Filosofía del tango”, de Rodolfo Kusch.
Sobre la serie “Filosofía del tango” (2010)

El tango es un pasaje. Un instante en que pasamos la frontera de los buenos modales para sumergirnos en el reverso, la inmoralidad, a falta de costumbres o la consumación definitiva de la costumbre de estar y haber estado, desde la eternidad, en la ciudad.
Y el tango es doblemente verdadero porque ni aún separa, sino que une. El tango funde. Hace brotar la vida en su forma primaria, definitiva, original.
Con el tango se pierde la finalidad inmediata que tiene el trajín diario. El tango nidifica, aniquila toda clase de fines. Los pone sobre el tapete, y lo juega todo, sabiendo que pierde todo de antemano.
Nada, ni la oficina, ni el empleo, ni el taller, valen para el porteño, si no es para esta recóndita adoración de la vida a través del tango.
El tango concilia opuestos, inconciliables en el pensamiento, lo hace desde el opuesto que menos vale, yendo así desde la tierra hacia arriba, de lo falso a lo verdadero.
Rumorea desde el empedrado, es por lo tanto rebeldía.